viernes, 7 de mayo de 2021

El Tiempo de los Valientes

Se viven momentos bien convulsos hoy en El Salvador.  Hay mucha incertidumbre, mucho odio y sed de venganza, mucha especulación de qué se viene y una polarización tan inédita, como dañina.


Unos aplauden felices mientras se carcajean de manera coordinada de todo lo que está pasando.  Otros, divididos y desorganizados, se preocupan e indignan por lo que ven que sucede, y no saben qué hacer para cambiar el rumbo en el que vamos.


La mayoría de empresarios guardan silencio y quién sabe qué y con quién hablan detrás de la cortina.  Los movimientos y organizaciones de sociedad civil sacan comunicados condenando lo que pasa, y mencionan en sus publicaciones a organizaciones internacionales como esperando que de afuera alguien tire un salvavidas al país para que no nos ahoguemos.  La mayoría de políticos de oposición o tienen miedo, o algo han transado, o están divididos o tienen la cola pateada por lo que han hecho antes.  Y la mayoría de personas naturales que escriben algo en redes sociales, ven como sus posteos se llenan de insultos, burlas y amenazas, y poco a poco, aunque no pierdan su convicción, pierden las ganas de seguir alzando la voz ya sea por miedo o por falta de eco.


No es un buen momento en El Salvador para ir en contra del Estado siendo parte de una minoría que tiene enfrente a militares, policías y ahora, hasta al sistema judicial en contra.


El autoritarismo y la emotividad infantil con la que estamos siendo gobernados, hace que cualquiera piense dos veces antes de meterse a llevarle la contraria a un Presidente que es tan popular, como lo es inmaduro.  Que es tan hábil, como lo es falto de principios.  Que es tan carismático, como inescrupuloso.


No tengo dudas de que en El Salvador hay gente inteligente y bien preparada.  Pero lo que siento que le falta hoy a nuestro país, es más que nunca, gente valiente.


Hoy es el momento en que debemos decidir si nos quitan el país, y nuestra frágil democracia, mientras nos quedamos de rodillas mirando hacia el piso, esperando que un tirano nos dé el tiro de gracia, o si luchamos y peleamos por lo que sabemos que es correcto, de pie y con la frente en alto, defendiendo los principios con los que nos criaron.


Si hacemos lo primero, es solo cuestión de tiempo.  Tendremos una dictadura inevitable que irá de mal en peor.  Si hacemos lo segundo, quizás acabamos igual, pero al menos existe la posibilidad de revertir la situación y sin duda, nos quedará la satisfacción de haber hecho algo por la patria, por lo que es correcto, y por defender los principios que nos definen.


Sí, la historia eventualmente juzga a los dictadores y a los corruptos, pero también define quiénes fueron cómplices y cobardes.  Y cuando la historia me juzgue a mi, un salvadoreño más, quisiera estar del lado de los que fueron juzgados como uno de los valientes que no se calló y que nunca dejó de ir en contra de una corriente oscura y criminal... así bien me ahogue en el intento.

1 comentario:

  1. Muy buena reflexión, Gerry. No podemos simplemente quedarnos de brazos cruzados viendo cómo el barco se hunde en picada. Al menos tenemos que echarle pensamiento y divulgar nuestras dudas y cuestionamientos a estos sujetos que, según ellos, están reescribiendo la historia "siguiendo los mandatos del pueblo". Puras pajas.
    Un saludo.

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