jueves, 3 de julio de 2014

Soy Salvadoreño ¡NO CONCACAFEÑO!


El fútbol de verdad que vuelve a mucha gente irracional, tan irracional, que yo a veces no sé si yo el que pierde los papeles, o son los demás.  En medio de un Mundial las pasiones se despiertan como pocas veces, y la irracionalidad se pone a flor de piel.  Por ejemplo, debo confesar algo, yo no puedo apoyar ni a México, ni a Costa Rica en una Copa Mundial de fútbol.  Simplemente, no puedo.  No puedo, y no quiero.  Como salvadoreño aficionado al fútbol ¿soy yo el equivocado o el que tiene la razón?

La verdad, es ridículo el querer decir quien tiene la razón cuando de fútbol se trata.  Si no nos podemos poner de acuerdo en que si una falta es de amarilla o de roja, menos nos vamos a poner de acuerdo en que equipo es el bueno o el malo.  Lo que sí podemos hacer, es entender de donde vienen los sentimientos que tenemos respecto a un club o a una selección.  Yo les voy a explicar los míos.

Yo soy Aguilucho desde que nací, y lo soy Aguilucho por una razón bien sencilla: herencia.  Con el tiempo, he aprendido algo bien importante, ser Aguilucho no es solo ir con el Águila cada vez que el Águila juega, ser Aguilucho también es ir en contra del Fas y del Alianza… en ese orden.   Ir con un equipo te lleva inevitablemente a ir en contra de otros.  Yo les soy franco, me da lo mismo si el Fas o el Alianza juegan un partido de la Liga Mayor A, la Copa Presidente, la ConcaChampions, las reservas o las infantiles, como Aguilucho yo no quiero que ninguno de los dos gane… nunca… a nadie.

Es más, si el Fas y el Alianza pudieran perder los dos cada vez que se enfrentan entre si, pues que lindo fuera.  Si los dos juegan una final, pues no voy al estadio, no veo el partido locutado por Eugenio Calderón, no escucho la radio y no leo los periódicos al día siguiente.  Si por mi fuera, que borren todos los resultados de ese año en calendario futbolístico de todos los libros de historia.

Antes que alguno de ustedes al leer esto me empiece a putiar, le pido primero que no sea hipócrita.  Si usted es Fasista o Aliancista, reconozca que jamás se va a poner feliz de que al Águila le vaya bien.  Siempre va a preferir que gane el Marte, el Dragón o el Santa Tecla, por ejemplo.  Así es que querido amigo, estamos parejos, porque sentimos lo mismo.  Futbolísticamente hablando ni usted me quiere a mi, ni yo a usted. (1)

Bien, ahora apliquemos esta misma lógica a la CONCACAF y al Mundial de fútbol.  Como salvadoreño, los dos equipos con los que más rivalidad he sentido toda mi vida son México y Costa Rica.  Cada vez que voy al Cuscatlán y nuestra Selecta juega contra ellos, me dejo los pulmones gritando nuestro himno y pidiéndole entrega y coraje a nuestros jugadores.  Sí, ocasionalmente también se escapa por ahí alguna mentada de madre o uno que otro improperio.  Cosas de estadio.  Cuando he tenido la oportunidad de ir al Azteca, al Saprisa o al nuevo Estadio Chao Mein de San José, me ha tocado aguantar lo mismo de parte de Mexicanos y Ticos.  Dejémonos de babosadas, nosotros los queremos tanto a ellos, como ellos a nosotros.

Entonces, la pregunta que hoy me hago a medio Mundial es ¿me voy a poner a apoyar a mis eternos rivales de la CONCACAF a los que les he querido ganar siempre durante toda mi vida? ¿Voy a querer que ellos ganen porque ellos representan al área donde le toca eliminarse a El Salvador?  Yo no se ustedes, pero yo no me siento representado ni por los Mexicanos ni por los Ticos solo porque en el mapa estamos relativamente cerca.  Ellos son de un país, y yo soy de otro. 

Aclaro, no es nada personal en contra de los Mexicanos o Ticos, ni mucho menos es envidia.  En lo personal, tampoco me siento representado por los Argelinos o los Nigerianos, por ejemplo, y no es porque me caigan mal o porque los envidie, es solo porque no son Salvadoreños.  Otro países no nos representan a nosotros, como nosotros jamás nos esforzaríamos por representarlos a ellos. Fíjense, hasta el momento no he visto a ningún Tico ondeando banderas de los otros países centroamericanos en Brasil, y a los Mexicanos los he visto con trajes de Mariachis, no con un atuendo emblemático de las islas del Caribe.

Pero bueno, digamos que hasta aquí todos son argumentos emocionales y fácilmente rebatibles, porque nadie es dueño de la verdad.  A ustedes que están postiando en Facebook “Vamos Sele” para apoyar a los Ticos, o que le han dado like a los comentarios de apoyo a los otros equipos solo porque son de CONCACAF, les quiero contar algo. 

Solo por clasificar al Mundial, a cada selección le dan de premio US$1.5 millones.  Sí, US$1.5 millones por haber eliminado a otros equipos como nosotros.  Llegan al Mundial, y por solo presentarse a jugar los 3 primeros partidos, sin importar sus resultados, les dan US$8 millones adicionales.  Pensemos en esto, Honduras, que solo llegó a pasear al Mundial, se ganó US$9.5 millones. México o EE.UU., que llegaron a 8vos, se vienen de regreso eliminados, pero con $9 millones por haber pasado la fase de grupos, más el millón y medio por haber clasificado al Mundial. ¿Y Costa Rica que llegó a 4tos?  Pues los ticos, además de los US$1.5 millones por clasificar, después de 4tos se vienen de regreso con US$14 millones más.  Un gran total de $15.5 millones de dólares americanos.

En resumen:

Honduras:  US$9.5 millones
México:  US$10.5 millones
EE.UU:  US$10.5 millones
Costa Rica:  US$15.5 millones

El Salvador:     US$0.00

¿Qué se hace este pisto?  Todo este dinero, se va para las arcas de la federaciones de fútbol de cada país.  ¿Y sabe para que lo van a usar?  Lo van a usar única y exclusivamente (si no se lo huveyan) ¡para darnos verga a nosotros!


Entienda de una buena vez, si queremos volver a ver a El Salvador en un Mundial, sí, debemos arreglar un sinfín de desórdenes y chanchadas de nuestro fútbol, pero créanme cuando les digo, no nos ayuda en lo más mínimo el que les vaya bien a nuestros rivales directos de CONCACAF en el Mundial, porque eso solo significa que nos va a ir peor a nosotros en las próximas eliminatorias.

La única manera en la que siento que yo estoy apoyando a El Salvador durante este Mundial, es yendo en contra de las selecciones que van a ir en contra mía, cuando me vuelva a poner la azul y blanco.

Por eso, cuando veo a un salvadoreño alegrándose por Costa Rica, mejor solo le doy un gran trago a mi cerveza, porque mientras mi compatriota se alegra por un país vecino, el país vecino está ganando millones, para dejarnos fuera del próximo Mundial.


(1(1)    Aunque no siento que haga falta dejarlo claro, desear que pierdan unos u otros, es muy, pero muy distinto a desearles el mal en lo extradeportivo.  Jamás quiero que se interprete una intensa rivalidad futbolística, como algo que trasciende a lo social, lejos de un estadio.
Hay una gran diferencia entre ser fanático y ser animal.